“Y yo creía saber lo que era dormir poco”. Ésa era la primera frase del mensaje que me mandó un íntimo amigo justo cinco días después del nacimiento de su primer hijo. Sí, amigos, se duerme entre poco y nada. Yo, sin ir más lejos, he estado dos años en los que dormir más de tres horas seguidas era motivo de celebración. Se duerme de otra manera, por decirlo suavemente. Desde luego pocos son los papás y mamás que pueden hacerlo durante ocho o nueve horas seguidas con un bebé en casa. De hecho, a veces pienso que esos bebés no existen.
Es sólo una de las cosas que te llevas a casa con el bebé, pero parece haber una especie de pacto para no contarlo, para no asustar a otras mujeres que, quizá algún día también puedan convertirse en madres. Tampoco contamos que dar el pecho no es ningún camino de rosas hasta el día en que descubres que serías capaz de darlo hasta, literalmente, haciendo el pino. O que ya no vale eso de arreglarse minutos antes de una cita porque, maldita ley de Murphy, el bebé va a hacerse caca o va a llorar por hambre y todo se retrasa una hora. O lo de acabar el día con la ropa limpia, eso es un lujo que una mamá que acaba de parir no puede permitirse. O lo el tiempo para ti, para leer, para ver una peli (eso se acaba y, según los casos, algunas tardan 18 años en volverlo a recuperar).
De eso no hablamos. Hacemos trampas. A los demás y a nosotras mismos. Porque, al fin y al cabo, esas preciosas e idílicas fotos con nuestros bebés de pocos días en brazos y una enorme sonrisa no dejan de ser una especie de trampa al solitario. No queremos recordarnos exhaustas, doloridas y ojerosas. De nosotras, para las mujeres que seremos en unos años, dejamos un testimonio edulcorado de la realidad que es el postparto.
Yo misma, un amanecer después de una dura noche en vela me hice la foto con la que abro este post. La titulé “Paisaje facial tras batalla nocturna” en un arrojo de honestidad. Porque hubo un día, por el que ahora pasan mi amigo y su chica, en el que yo también desperté más cansada que como me acostaba.
Jajajaj… Q verdad más grande! Hacemos trampas con quien no saben del tema, pero reconozcamos q estamos deseando de encontrarnos con quien está en nuestra misma situación para desahogarnos y poder comprobar q… Uff… Menos mal… No soy la única! Mal de muchos consuelo de tontos! Yo llevo sin dormir un noche seguida más de dos años y medios pero ya me adapté. Así q ánimo a los q empiezan con esta aventura q todo pasa!!!